Mujeres y movimientos sociales en America Latina
Cuando Marx escribio ”El Capital”, el trabajo extra-domestico y la posesion de bienes eran basicamente de hombres. De hecho, en el analisis clasico, las mujeres no tenemos clase social propia.
Denise Y. Arnold
En ” Power and its disguises. Anhropological perspective on politics”, Gledhill se ocupa del papel de los movimientos étnicos en America Latina. Para tal proposito Gledhill contrasta con Mexico y Perú. En el primer caso, señala que la identidad ”india” desapareció en la mayor parte del país para ser reemplazada por una especie de nacionaliad mestiza. En el caso peruano, dice Gledhill, se mantiene una dicotomia extricta entre los criollos o blancos y los indios. En Bolivia, la nación mestiza surgió en Cochabamba, mientras ”las dos republicas”, al estilo peruano, se mantuvo en otras partes del país.
El katarismo unificó la politica de clase de 1952 con la idea de que los indios son la mayoría nacional y poseen su propia cultura política. La politica de clase de los mineros fue considerada como la vanguardia nacional durante décadas, pero una vez ”relocalizados”, se difuminió para ser sustituida por el clientelismo ejercido desde los partidos politicos y las Ong.
Este fenomeno, que se conoce como la ”ONGinizacion ” de la sociedad civil, tambien ha afectado al movimiento feminista y las políticas de género. Inicialmente encabezado por mujeres militantes de partidos de izquierda, el movimiento feminista pasó a manos de las ONG. Estas instituciones, junto a otras reparticiones estatales, han sido las más importantes en la difusión de la politización del género. En America Latina, se suele asumir el dominio de la familia patriarcal con sus ideologias complementarias de machismo para los hombres, y de marianismo para las mujeres…
Despues de la revolución de 1952 se consideraba que los problemas de género (o "el problema de las mujeres", como se le conocía desde el siglo XIX), al igual que los problemas étnicos, iban a solucionarse de manera automática, una vez vencido el capitalismo; por tanto, no era necesario prestarle atención, y cualquier intento de insistir en ellos fue tomado como una actitud que dividía a la clase obrera. Si es que existió, por ejemplo, la violencia conyugal en el proletariado, se debía unicamente a la opresión capitalista, no era un problema de los obreros mismos. A partir de 1979 con la tendencia katarista, la problematica étnica logró una voz propia en el escenario político, pero dentro de esta corriente se siguen viendo los problemas de "las mujeres" o "el género" como una influencia extraña que sólo sirve para dividir el movimiento; se repiten los mismos argumentos, y la diferencia radica en que el colonialismo reemplaza al capitalismo como causa de las inequidades de género, y se cree que en la cultura indigena "pura" habría una equidad absoluta entre mujeres y hombres.
El activismo femenino en los movimientos populares no necesariamente erosiona con el patriarcalismo, sobretodo cuando este activismo esta restringido a los campos de ”intereses femeninos” definidos por los hombres. ¿Se podria aplicar este concepto a las organizaciones de ”amas de casa” mineras? Del testimonio de Domitila Chungara se desprende que ella hacía otras cosas aparte de ser ama de casa, pero parece que el rol deméstico fué tomado como primario. En esto hay un contraste con las mujeres cocaleras, que tambien son amas de casa, pero se definen por su actividad productiva extra-domestica.
”Teoricamente, si el movimiento se basa en la clase social, el lider podria ser tanto mujer como hombre”.
Esto dice Gledhill, sin detenerse a preguntar si la clase social se define de identica manera para mujeres y hombres. Los criterios fundacionales de la clase eran masculinistas y estaban basados en el tipo de trabajo extra-domestico y la posesion de bienes. Cuando Marx escribió ”El Capital”, el trabajo extra-domestico y la posesion de bienes eran basicamente de hombres (solo en 1882 la mujer casada inglesa obtuvo el derecho de poseer bienes propios, antes todo lo que ella tenía pasaba automáticamente a ser propiedad de su marido, y tampoco ella podia asumir representacion alguna en su propio nombre, tenia que ser representada por él).
De hecho, en el analisis clasico, las mujeres no tenemos clase social propia. Las solteras tenemos la clase social de nuestros padres, y las casadas, la de nuestros maridos (lo que presupone, entre otras cosas, que se practica una endogamia de clase, y en casos exogámicos, la mujer asimila a la clase del marido, nunca al revés. Tampoco ella mantiene su clase social de origen despues del matrimonio). No se ha llegado a analizar el trabajo domestico en términos de la posición de clase (¿cual es la diferencia entre una mujer que tiene una sirvienta que le hace las tareas domesticas versus una mujer que obliga a su hija- o hijo - a reemplazarla en esas tareas?, ¿es significativo tener aparatos electrodomesticos versus tener que hacer todo manualmente?, etc.).
El surgimiento del feminismo ha coincidido en gran medida con el eclipse del análisis de clase como corriente central de las ciencias sociales, y ha sido fomentado por la difusion del ”feminismo de la diferencia”, con sus respectivas infuencias de psicoanalisis y critica literaria, enfocando la sexualidad, el discurso, etc., e ignorando cuestiones tan ”sucias y aburridas” como quien tiene que pelar las papas para el almuerzo.
La dispersión teorica ha conducido a una suerte de anonimizacion de las contribuciones del movimiento feminista al pensamiento en general, permitiendo a autores como Foucault nutrirse de la propuesta feminista de la politica del cuerpo para urdir su concepto de ”bipoder” sin necesidad de reconocer a fuente feminista alguna (Braidotti, 1991).
Ciertos rechazos al feminismo se deben a la simple ignorancia (se llega a pensar que el feminismo lo ejercen las mujeres que se dedican a la borrachera y al sexo promiscuo, tal como los varones, etc). Otros proceden de varones que indududablemente se ven amenazados por cambios sociales que cuestionan su posición de superioridad frente a las mujeres. Se les puede atribuir mayor razón a los rechazos basados en la diferencia de clase, sobretodo cuando son provocados por programas o actividades que ignoran las realidades de las mujeres ”meta” y tratan de imponer preocupaciones que corresponden a otro contexto social. Sin embargo, una posición politica no se invalida simplemente en base de la clase de las personas que las exponen: Marx y Lenin no eran exactamente obreros febriles, y nadie ha desestimado el marxismo por ese motivo.
(Extracto del libro ”Mujeres y movimientos sociales en Bolivia 2000-2003”, de la antropologa Denise Y. Arnold)
Denise Y. Arnold
En ” Power and its disguises. Anhropological perspective on politics”, Gledhill se ocupa del papel de los movimientos étnicos en America Latina. Para tal proposito Gledhill contrasta con Mexico y Perú. En el primer caso, señala que la identidad ”india” desapareció en la mayor parte del país para ser reemplazada por una especie de nacionaliad mestiza. En el caso peruano, dice Gledhill, se mantiene una dicotomia extricta entre los criollos o blancos y los indios. En Bolivia, la nación mestiza surgió en Cochabamba, mientras ”las dos republicas”, al estilo peruano, se mantuvo en otras partes del país.
El katarismo unificó la politica de clase de 1952 con la idea de que los indios son la mayoría nacional y poseen su propia cultura política. La politica de clase de los mineros fue considerada como la vanguardia nacional durante décadas, pero una vez ”relocalizados”, se difuminió para ser sustituida por el clientelismo ejercido desde los partidos politicos y las Ong.
Este fenomeno, que se conoce como la ”ONGinizacion ” de la sociedad civil, tambien ha afectado al movimiento feminista y las políticas de género. Inicialmente encabezado por mujeres militantes de partidos de izquierda, el movimiento feminista pasó a manos de las ONG. Estas instituciones, junto a otras reparticiones estatales, han sido las más importantes en la difusión de la politización del género. En America Latina, se suele asumir el dominio de la familia patriarcal con sus ideologias complementarias de machismo para los hombres, y de marianismo para las mujeres…
Despues de la revolución de 1952 se consideraba que los problemas de género (o "el problema de las mujeres", como se le conocía desde el siglo XIX), al igual que los problemas étnicos, iban a solucionarse de manera automática, una vez vencido el capitalismo; por tanto, no era necesario prestarle atención, y cualquier intento de insistir en ellos fue tomado como una actitud que dividía a la clase obrera. Si es que existió, por ejemplo, la violencia conyugal en el proletariado, se debía unicamente a la opresión capitalista, no era un problema de los obreros mismos. A partir de 1979 con la tendencia katarista, la problematica étnica logró una voz propia en el escenario político, pero dentro de esta corriente se siguen viendo los problemas de "las mujeres" o "el género" como una influencia extraña que sólo sirve para dividir el movimiento; se repiten los mismos argumentos, y la diferencia radica en que el colonialismo reemplaza al capitalismo como causa de las inequidades de género, y se cree que en la cultura indigena "pura" habría una equidad absoluta entre mujeres y hombres.
El activismo femenino en los movimientos populares no necesariamente erosiona con el patriarcalismo, sobretodo cuando este activismo esta restringido a los campos de ”intereses femeninos” definidos por los hombres. ¿Se podria aplicar este concepto a las organizaciones de ”amas de casa” mineras? Del testimonio de Domitila Chungara se desprende que ella hacía otras cosas aparte de ser ama de casa, pero parece que el rol deméstico fué tomado como primario. En esto hay un contraste con las mujeres cocaleras, que tambien son amas de casa, pero se definen por su actividad productiva extra-domestica.
”Teoricamente, si el movimiento se basa en la clase social, el lider podria ser tanto mujer como hombre”.
Esto dice Gledhill, sin detenerse a preguntar si la clase social se define de identica manera para mujeres y hombres. Los criterios fundacionales de la clase eran masculinistas y estaban basados en el tipo de trabajo extra-domestico y la posesion de bienes. Cuando Marx escribió ”El Capital”, el trabajo extra-domestico y la posesion de bienes eran basicamente de hombres (solo en 1882 la mujer casada inglesa obtuvo el derecho de poseer bienes propios, antes todo lo que ella tenía pasaba automáticamente a ser propiedad de su marido, y tampoco ella podia asumir representacion alguna en su propio nombre, tenia que ser representada por él).
De hecho, en el analisis clasico, las mujeres no tenemos clase social propia. Las solteras tenemos la clase social de nuestros padres, y las casadas, la de nuestros maridos (lo que presupone, entre otras cosas, que se practica una endogamia de clase, y en casos exogámicos, la mujer asimila a la clase del marido, nunca al revés. Tampoco ella mantiene su clase social de origen despues del matrimonio). No se ha llegado a analizar el trabajo domestico en términos de la posición de clase (¿cual es la diferencia entre una mujer que tiene una sirvienta que le hace las tareas domesticas versus una mujer que obliga a su hija- o hijo - a reemplazarla en esas tareas?, ¿es significativo tener aparatos electrodomesticos versus tener que hacer todo manualmente?, etc.).
El surgimiento del feminismo ha coincidido en gran medida con el eclipse del análisis de clase como corriente central de las ciencias sociales, y ha sido fomentado por la difusion del ”feminismo de la diferencia”, con sus respectivas infuencias de psicoanalisis y critica literaria, enfocando la sexualidad, el discurso, etc., e ignorando cuestiones tan ”sucias y aburridas” como quien tiene que pelar las papas para el almuerzo.
La dispersión teorica ha conducido a una suerte de anonimizacion de las contribuciones del movimiento feminista al pensamiento en general, permitiendo a autores como Foucault nutrirse de la propuesta feminista de la politica del cuerpo para urdir su concepto de ”bipoder” sin necesidad de reconocer a fuente feminista alguna (Braidotti, 1991).
Ciertos rechazos al feminismo se deben a la simple ignorancia (se llega a pensar que el feminismo lo ejercen las mujeres que se dedican a la borrachera y al sexo promiscuo, tal como los varones, etc). Otros proceden de varones que indududablemente se ven amenazados por cambios sociales que cuestionan su posición de superioridad frente a las mujeres. Se les puede atribuir mayor razón a los rechazos basados en la diferencia de clase, sobretodo cuando son provocados por programas o actividades que ignoran las realidades de las mujeres ”meta” y tratan de imponer preocupaciones que corresponden a otro contexto social. Sin embargo, una posición politica no se invalida simplemente en base de la clase de las personas que las exponen: Marx y Lenin no eran exactamente obreros febriles, y nadie ha desestimado el marxismo por ese motivo.
(Extracto del libro ”Mujeres y movimientos sociales en Bolivia 2000-2003”, de la antropologa Denise Y. Arnold)
Etiquetas: clase social, indigena, marxismo, movimientos sociales, mujeres America Latina, patriarcal
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