miércoles, febrero 28, 2007

Mujer e inmigrante

Históricamente, la migración de la mujer ha estado ligada a la reunificación familiar, que se iba siguiendo a su pareja o familia. Hoy es distinto: a nivel mundial las migraciones están protagonizadas por mujeres y puntualmente por las opciones laborales que se les ofrece.

Soledad Ortega N., Mujeres Hoy

Tres factores que se conjugan en un fenómeno demográfico que durante la última década ha creado un nuevo y discriminado grupo social en Chile, calificado peyorativamente como “las nanas peruanas”. Un reciente estudio muestra el perfil de estas inmigrantes: a pesar de un alto nivel educacional, la mayoría sólo accede al trabajo en el servicio doméstico.

Hace algunos años, Carolina Stefoni viajaba en taxi en la norteña ciudad chilena de Iquique. Ante la presencia en la calle de un grupo de peruanos, el conductor explotó en comentarios xenófobos y discriminatorios.

La anécdota, lamentablemente bastante habitual en esa zona de Chile, quedó dando vueltas en la cabeza de esta socióloga con master en Estudios Culturales, que, de a poco, comenzó a especializarse en el tema de las representaciones culturales, puntualmente en las “representaciones que hacemos de los inmigrantes, enfocándolo en el tema del género y la discriminación”, explica.

Como investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Carolina ha desarrollado extensos trabajos sobre la realidad de las mujeres inmigrantes peruanas en Chile, quienes son protagonistas de un nuevo fenómeno demográfico y social que ha decantado masivamente con la instauración de la figura de la “nana peruana” en el imaginario colectivo chileno. Esto porque la mayoría de estas mujeres se han empleado en el servicio doméstico; y las empleadas en Chile reciben el nombre de “nanas”.

A mediados del decenio de 1990 comenzó un intenso flujo migratorio desde Perú hacia Chile a raíz de la crisis económica que atravesaba el primer país y la aparente estabilidad y pujanza del segundo, configurando nuevos grupos sociales, especialmente en la capital chilena.

Se calcula que la población inmigrante peruana en Chile bordea las 60 mil personas, aunque Extranjería reconoce que en situación irregular podrían encontrarse hasta 100 mil.

Una nueva investigación realizada por Carolina junto a Lorena Núñez, que se publicará en diciembre próximo, determinó que la mayoría (alrededor del 60 por ciento) de los inmigrantes peruanos en Santiago son de sexo femenino y provienen de ciudades del norte costero de Perú, como Trujillo y Chimbote.

Y aunque un 85 por ciento llega para emplearse en el servicio doméstico, un 24 por ciento de las encuestadas tiene estudios superiores –técnicos o universitarios–, mientras que un 69 por ciento cursó la secundaria.

Respecto a sus ocupaciones anteriores a la migración, un 15 por ciento de las mujeres declaró haber sido empleada de oficina, un 14 por ciento ama de casa, un 11 por ciento trabajadora técnica, y un 9 por ciento profesional.

El estudio demuestra una fuerte segmentación laboral, que dificulta el acceso de mujeres capacitadas y con experiencia laboral a trabajos acordes a su preparación: la investigadora intentó encontrar respuestas a esta discriminación.

- Se tiene la idea de que la mayoría de las inmigrantes peruanas que llegan a Chile pretenden estar en el país por poco tiempo, ¿es cierta esa apreciación?

- Al hacer esa pregunta, la mayoría de las mujeres dice inmediatamente que su plan es volver lo más pronto posible. Pero hay que tomar en cuenta que esta migración surgió con fuerza en 1995, o sea, es todavía un fenómeno joven. Esa es la declaración de principios: volver lo más pronto posible. Lo que ha sucedido históricamente con las migraciones es que los grupos humanos tienden a quedarse.

Ahora, de todas maneras, el hecho de que la mayoría de las mujeres venga con la idea de que quieren juntar un poco de dinero y volver, genera de algún modo mecanismos distintos de adaptación porque su proyecto será de corto plazo.

- O sea, no buscan generar espacios de integración con la comunidad chilena.

- No, porque actúan de acuerdo a los preceptos que ya traen, que volverán pronto, por lo que no lo ven necesario. ‘Si vengo por cinco años, no me interesa comprar una casa o auto, sino trabajar todo lo que pueda para ahorrar’. Eso ya predetermina conductas.

- Llama la atención que en los nuevos fenómenos migratorios mundiales las mujeres sean mayoría, esta no es la excepción, ¿por qué son las mujeres peruanas las que se están viniendo a Chile?


- Se cruzan varios elementos: por definición, todo migrante irá a un lugar donde hay trabajo, y en Chile efectivamente hay un espacio laboral disponible para mujeres: el servicio doméstico. Y eso se ha producido también porque las mujeres chilenas se han ido retirando de a poco de esta actividad, por lo que ha quedado un nicho que ahora es ocupado por estas migrantes.

Históricamente, la migración de la mujer ha estado ligada a la reunificación familiar, que se iba siguiendo a su pareja o familia. Hoy es distinto: a nivel mundial las migraciones están protagonizadas por mujeres y puntualmente por las opciones laborales que se les ofrece.

En algunos casos, la migración se traduce en emancipación en la medida que escapan de episodios de violencia u opresión, sobre todo las mujeres jóvenes. Pero la mayoría son mujeres que dejan una familia atrás y quieren volver con ella.