Teoría Queer
Queer es todo lo que séa “raro”, singular, diferente para la norma, para lo legítimo y dominante.
“Queer” no se refiere a nada en particular, se tráta de una identidad sin escencia. No es necesariamente una mirada de la sexualidad, incluye cualquier identidad que pueda ser reinventada por un sujeto.
por Marcela Vera O.
Foucault sostiene que la sexualidad no es un instinto biológico, si no más bien una forma de moldear el yo en la experiencia de la carne. Ésta experiencia está constituida desde y en torno a formas de conducta. Estas formas de conducta existen en relación con sistemas de conocimiento, con reglas de lo que es o no es natural, y con una relación entre el individuo y el sí mismo, que le capacita para reconocerse como sujeto sexual entre los demás. La sexualidad como atributo de primera importancia con el sexo opuesto no es algo natural, si no que es un producto de finales del siglo XVIII.
Derrida sostiene que un fenómeno siempre se define desde lo que no es (la diferencia), y que el significado siempre está en otra parte y no en el sujeto/objeto mismo. En relación a la sexualidad, esto quiere decir que se trata de conceptos sobre sí mismo que significan algo en relación a otro u otra cosa. Por ejemplo, sólo se puede tener una identidad heterosexual si se sabe que no se es homosexual. La identidad se crea en relación al otro, y en éste caso la identidad se podría decir entonces que está más que nada en el homosexual que en el heterosexual. Algo así sostiene Wittig, cuando dice que cuando la clase ´hombre´ desaparece, ´mujeres´ como clase tambien desaparece. Foucault señala que la diferencia y la norma son dependientes la una de la otra, es decir la diferencia no existe si no existe la norma. Por ejemplo la “desviación” sexual no existiría si las reglas del matrimonio no hubiesen aparecido.
La teoría Queer , tomó entre otras, las ideas de Derrida y del psicoanálisis de Lacan (la que sostiene que el sexo es una norma). La teoría Queer problematiza y cuestiona la heterosexualidad normativa y explica cómo la construcción del sexo, el género y la sexualidad son un resultado de sistemas de poder. David Halperin sostiene que por definición, Queer es todo lo que séa “raro”, singular, diferente para la norma, para lo legítimo y dominante. “Queer” no se refiere a nada en particular, se tráta de una identidad sin escencia. No es necesariamente una mirada de la sexualidad, incluye cualquier identidad que pueda ser reinventada por un sujeto.
Judith Butler, la exponente más importante de ésta teoría, critíca el constructivismo y argumenta que la teoría de género reproduce el sistema binario (masculino/femenino) porque no toma en cuenta lo material (el cuerpo, el sexo). Señala que la distinción entre género y sexo significa que desde el principio no se relaciona el sexo biológico con el género. El género es visto como construido a raíz del sexo, no a raíz de la construcción cultural del sexo. Es decir, la materia (el sexo) sobre la cual está hecha el género (las construcciones culturales "hombre", "mujer", etc.) es representada como lo “real”, lo “verdadero”. Esto es una ilusión a la que los cuerpos tienen que adaptarse pero no simpre es posible en la práctica, dice Butler.
El sexo, una construcción
Butler sostiene que el sexo es una construcción cultural y social al igual que el género. Para ella es problemático definir el género como la construcción cultural del sexo si es que el sexo en sí es una categoría definida en términos de género (construidos culturalmente). Ha sido criticada porque se dice que no toma en cuenta las diferencias biológicas que influyen de manera distinta en las vidas de los hombres y las mujeres. Como por ejemplo, el hecho de que las mujeres pueden quedar encintas y los hombres no. En éste punto, lo que Butler cuestiona es la problemática de la reproducción como central en la diferencia sexual del cuerpo, ya que no todas las mujeres pueden (o quieren) quedar encintas, por lo tanto no es un rasgo sobresaliente del cuerpo o del ser mujer. Butler piensa que la diferencia sexual del cuerpo se debe a la imposición de una norma, no a una descripción neutral de restricciones biológicas. No niega ciertas clases de diferencias biológicas, pero se pregunta bajo qué condiciones discursivas e institucionales, ciertas diferencias biológicas se convierten en las características sobresalientes del sexo, cómo es que el sexo en sí mismo puede ser construido como norma, y cómo una norma materializa realmente un cuerpo.
Butler comparte con Wittig la idea de que el sexo es una categoría política, algo impuesto por una norma de reproducción obligatoria. La diferenciación entre lo masculino y lo femenino se alcanza a través de la heterosexualidad, la norma heterosexual normaliza el género como una relación binaria en donde lo masculino es distinto de lo femenino. La identidad de género se crea a través del tabú en un contexto donde la heterosexualidad es idealizada. Esto significa una imagen falsa de las categorías de género, representadas como estables. La construcción de un género estable esconde el hecho de que existen géneros que no coinciden con el sistema binario, señala Butler. Aunque fuera así que las categorías fueran binarias, dice ella, no significa que el género se limíta a dos categorías. Un sistema binario estable de categorías de sexo no significa tampoco que los hombres automáticamente tendrán cuerpos de "hombre", o que las mujeres, cuerpos de "mujer".
El sistema binario de género guarda la idea de una relación imitativa entre sexo y género, en donde el género refleja al sexo y por eso es limitado por éste. Pero cuando se le dá al género un estatus independiente del sexo, el género queda libre, con la consecuencia de que “hombre” teoréticamente podría ser expresión de un cuerpo de mujer. Ver el género como independiente del sexo abre la posibilidad de ver más categorías que "hombres" y "mujeres". Se hace entonces problemático hablar de un determinado sexo o género sin preguntare antes cómo se construyen el sexo y el género.
Teoría Queer y Feminismo
Butler argumenta que el feminismo ha cometido un errór al tratar de declarar que las “mujeres¨son un grupo homogéneo con intereses y características en común, porque eso implica una regulación y reificación de las relaciones de género, refuerza la mirada binaria en la cual los individuos están divididos en hombres y mujeres. En consecuencia, el feminismo ha cerrado las posibilidades de las personas a formar y elegir su propia identitad individual, dice ella. Butler critica al feminismo por asumir que los géneros masculino y femenino podrían ser construidos sobre cuerpos “masculinos” y “femeninos”, lo que no deja lugar para la elección, la diferencia o la resistencia. Tambien es crítica de la teoría del psicoanálisis que explica la elección del deseo sexual (Edipo). Para ella, ésta explicación no déja lugar para variaciones, para influencias alternativas en personas diferentes, en distintas situaciones.
Para ella, el género no es un aspecto escencial de la identidad, si no que debe ser visto como una performance, es decir como una acción, una variable no estable, que cambia en diferentes contextos y en distintas épocas.
“ No existe la identidad género detrás de las expresiones…la identidad es performativamente constituida por esas expresiones que se dice son sus resultados”, dice Butler.
Según ella, todos hacemos performances de género, por lo tanto no se tráta de hacer o no hacer una performance, se tráta del tipo de performance que hacemos. Eligiendo ser diferentes, se podría ayudar a cambiar las normas binarias y lo que se entiende por “masculino” y “femenino”. Argumenta que el modo de percibir los roles de género se basa en la desigualdad entre los sexos, y que si se deconstruye la forma de ver los roles de género, se podría llegar a hacer cambios en la cultura política. Es decir, si no hubiesen roles convencionales para cada género, gradualmente la sociedad cambiaría hasta llegar a ser más igualitaria.
Butler critíca a la feminista Catherine Mackinnon, porque en sus teorías las relaciones sexuales de subordinación establecen categorías de género diferenciales. Es decir a los “hombres” se les define como los que ocupan una posición social dominante y a las “mujeres” como las subordinadas, lo que no da lugar a que las relaciones sexuales se puedan teorizar fuera de las estructuras de las diferencias de género. Butler propóne replantear la oposición entre la sexualidad y el género para repensar los límites entre la teoría queer y el feminismo. Para Butler, no se puede separar la sexualidad de las normas de género, y es obvio que las relaciones de subordinación sexual no determinan la posición de género.
La relación entre las prácticas sexuales y el género no está determinada estructuralmente, pero Butler sostiene que se deben considerar a las dos dentro de una relación recíproca. La relación entre género y sexualidad se negocia en parte a través de la relación entre identificación y deseo, dice ella. Si identificarse como mujer no implica necesariamente desear a un hombre, y si desear a una mujer no implica necesariamente una identificación masculina, entonces la matriz heterosexual resulta ser una lógica imaginaria que continuamente produce su propia ingobernabilidad, dice Butler. Además, no hay una feminidad con la que identificarse, o sea la feminidad podría ofrecer formas de identificación, como por ejemplo la lesbiana femme. La performatividad entonces debe interpretarse como la posibilidad de dar nuevos significados a términos de poder, no como autoexpresión ni como autopresentación.
Gayle Rubin examina las teorías psicoanalíticas freudianas y posfreudianas de la sexualidad de las mujeres. Para ella, el psicoanálisis es una descripción de la deformación de los niños andrógenos y bisexuales en hombres y mujeres, y de “la transformación de la sexualidad biológica en los individuos al ser aculturados”. Sostiene que la sexualidad es un campo autónomo, que el género no concibe abarcar todo sobre sexualidades. Señala que el género resulta ser reductor, y plantéa que los Estudios Gay y Lésbicos deben ser autónomos, no entrar en el debate feminista de género.
Monique Wittig sostiene que las mujeres deben tomar distancia de la definición "mujer" que les es impuesta. Ella tambien sostiene que para que una sociedad cambie verdaderamente, los sujetos tienen que cambiar. Según ella, las mujeres se convierten en sujetos cuando descubren que son sujetos de opresión y apropiación. La conciencia de la opresión no es sólo una reacción de la opresión, tambien es toda la reevaluación del mundo social, una operación de entender la realidad que debe ser emprendida por todas las mujeres, por medio del lenguaje. La necesidad de existir como individuo, y también como miembro de una clase, puede ser la primera condición que dé paso a una revolución. Pero, como sin clase y conciencia de clase no hay verdaderos sujetos (solamente individuos enajenados), se debe mostrar que todos los problemas supuestamente personales son de hecho problemas sociales, problemas de clase, dice Wittig. Que la sexualidad para las mujeres no es una expresión individual y subjetiva, sino una institución social de violencia.
El surgimiento de sujetos individuales exige arruinar las categorías de sexo y rechazar las ciencias que aún las utilizan como fundamentos, dice Wittig. Para ella, el lesbianismo ofrece en este momento la única forma social en la que las mujeres pueden vivir libremente. La lesbiana está más allá de las categorías de sexo, porque no es una ´mujer´ económicamente, ni políticamente, ni ideológicamente. Para Wittig, ser lesbiana es ser prófuga de la clase ´mujeres´, como lo eran los esclavos afroamericanos que se fugaban y se eliberaban. Ella sostiene que para lograr la supervivencia y alcanzar la destrucción de la clase ´mujeres´, en la que los hombres se apropian de las mujeres, hay que alcanzar la destrucción del sistema social heterosexual que se basa en la opresión de las mujeres. Jeffrey Weeks define como lesbiana política a las mujeres que se hacen lesbianas por una opción política, como una forma de protesta en contra del patriarcado. En este caso, para ella lo político es más importante que el deseo. Finalmente, para Judith Butler, no solamente la norma de la heterosexualidad es poco convincente. Si no todas las normas sexuales.
Etiquetas: feminismo, género, Judith Butler, Michael Foucault, sexo, teoría queer
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