miércoles, octubre 31, 2007

La menopausia - un mal o buen acontecimiento?






















por Marcela Vera O.


Menopausia en occidente

Durante el siglo XVII, la menstruación era vista como una manera del cuerpo de deshacerse de las impurezas. Cuando llegaba la menopausia, se creía que la sangre se quedaba en el cuerpo y la solución para sacar la sangre impura, era aplicar el parásito Hirudo medicinalis en los genitales de la mujer, en la espalda y el cuello. Los primeros documentos que existen sobre la menopausia datan del siglo XVII. En esa época se creía que la raíz de la mayoría de las enfermedades era el mal humor, o los líquidos del cuerpo humano. Los parásitos, extractos de yerbas y el desangramiento, eran los tratamientos más comunes.

En 1812, el médico francés Gardanne usó el término menopausia por primera vez, y fue en este siglo que el término se hizo conocido. Fue también entonces que empezó a haber más interés por la anatomía, lo que llevó a que se buscara la raíz de las enfermedades en distintos órganos y ya no en los líquidos del cuerpo.

Según las convenciones, el papel más importante que tenían las mujeres era el de procrear, y por ello sus órganos de reproducción eran centrales. Se creía que la naturaleza, la esencia, y el bienestar de la mujer, se hallaba en estos órganos. Cuando algo funcionaba mal en ella, ya sea fisiológica- o psicológicamente, se creía que la causa eran sus órganos reproductivos. Todo desde la irritabilidad hasta la melancolía, se trataba con la histerectomía (extirpación del útero y los ovarios). En Europa del norte, hasta a principios del siglo XIX se trató el homoerotismo y la rebeldía, con la mutilación del clítoris.

A principios del siglo XIX aumentó el interés de los psicoanalistas. Estos interpretaron los síntomas depresivos en relación a la menopausia como tristeza sobre la pérdida de la capacidad reproductora y de la feminidad. Al mismo tiempo que se creaban estos pensamientos, un cambio importante se estaba gestando. Los investigadores habían descubierto substancias en distintos óganos y tejidos del cuerpo, que tenían efectos sobre otras partes del cuerpo. Estas potentes substancias se llamaron hormonas, pero su utilización médica aún era desconocida. En 1925 se usó el estrógeno por primera vez, como experimento para tratar de curar algunos estados de pérdida del cabello, problemas a la piel, la melancolía, la esquizofrenia y problemas menstruales. En 1930 se usó el estrógeno para curar los síntomas menopáusicos. El alcance de estas hormonas estuvo limitado hasta 1943, cuando se descubrió que se podía extraer estrógenos de la orina de una yegua preñada.

El preparado se vendió bajo el nombre de Premarin. En 1960 entró con fuerza al mercado y fue visto como una substancia miraculosa, llegando a ser tan popular, que en 1975 fue uno de los medicamentos más vendidos en el mundo occidental. Las empresas fabricantes de fármacos le hacían propaganda como un remedio para conservar la juventud y la belleza en las mujeres. A éstas empresas les convenía que se categorizara la menopausia como un estado “anormal”, para poder vender el producto. Pero el mismo año se rompió la burbuja. Se publicaron estudios que demonstraban que el preparado aumentaba el riesgo de contraer cáncer endométrico. Médicos y pacientes fueron perdiendo la confianza en este remedio y bajó la venta hasta los años ´80, cuando se le adañó la progesterona como substancia protectora. La progesterona y el estrógeno forman lo que se llama tratamiento hormonal combinado. Sin embargo, el uso prolongado de las hormonas recetadas a las mujeres con menopausia siguen siendo la mayor causa de cáncer a las mamas.


La sangre menstrual, profána y peligrosa


Es así como la menopausia en occidente ha sido considerada un estado patológico, y no un proceso natural de la vida adulta. Además de eso, en general los ciclos relacionados con la sangre menstrual has sido considerados como tabu en la mayoría de las culturas, y son muchos los mitos en torno a ellos y a la sangre menstrual en sí. La sangre menstrual ha sido la base de la constitución de formas de organización social que excluyen a las mujeres de distintos ritos y actividades colectivas. Siempre es relacionada con lo impuro, en contraposición con lo sagrado. El sangramiento es visto como peligroso y se cree que su presencia rompe la comunicación entre los hombres y dios. La sangre menstrual siempre está relacionada con el miedo por parte de los hombres, o a veces con la fascinación por lo desconocido y peligroso a lo cual se teme, pero a la vez se envidia. Como por ejemplo entre los pueblos de la Polinesia en donde los hombres en una ceremonia se hacen tajos y fingen sangrar por los genitales. Antes de la llegada del cristianismo en Europa, las culturas paganas que guardaban secretos desde la época anterior al patriarcado, le daban un valor sumamente importante a la sangre menstrual, ésta era ofrecida a las diosas y se utilizaba en distinta clase de ritos sagrados.

Menopausia y cultura

Los estudios sobre la menopausia tienen en común que todos muestran que la información sobre el periodo de la menopausia se adquiere através de la familia, los amigos, los vecinos, y los medios de comunicación. La imagen que las mujeres reciben a través de la televisión, los diarios y revistas, muestran a las mujeres como irritadas, deprimidas, sin atractivo, y como personas con quienes es difícil convivir. Según Chirwatkul (2002), la menopausia en occidente se vive como algo negativo incluso cuando los síntomas son mínimos.

Pero la menopausia no es vista como un estado patológico, o como una etapa negativa en todas las culturas. En muchas nisiquiera existe un término para definirla. En general, en oriente las mujeres ven esta etapa como algo positivo, y por lo mismo, los síntomas no siempre son tan molestos, e inclusivamente nulos. Según Lee (1997), las mujeres que ven la menopausia positivamente opinan que no necesitan preocuparse más de quedar encintas, comienzan una nueva vida, descubren una nueva forma de vivir, y pueden dedicar más tiempo para sí mismas.
En un estudio realizado por Lee (1996) en una aldea de la India, las mujeres no se esperan tener algún tipo de problema durante la menopausia. Sólo se esperan poder trabajar mejor y más efectivamente, no tener que pensar en la menstruación ni preocuparse por buscar un lugar en donde cambiarse la toalla higiénica, lo que para ellas es complicado. Según Lee, estas mujeres ven la menopausia como una liberación de preocupaciones, una señal de la vejez y sobretodo, un regalo de dios.

Según Im y Melies (1999), las mujeres coreanas no le dan importancia a la etapa de la menopausia. Para ellas los cambios menopáusicos no significan ningún tipo de problema de salud, buscan asistencia médica sólo si su estado es grave y no pueden trabajar. Chirawatkul (2002) muestra que los síntomas de menopausia en las mujeres chinas son considerados síntomas de la edad y son vistos como pasajeros, con una duración tan sólo de uno a dos meses, por eso tampoco acostumbran a buscar asistencia médica.

Menopausia y clase

La clase social tambien juega un rol importante. Khademi y Cooke (2003) muestran que las mujeres iraníes con educación superior se muestran positivas ante la menopausia, la ven como una parte más de la vida y la viven como una etapa de más libertad sexual y religiosa. Además en su cultura las mujeres más adultas adquieren más estatus, lo que también es algo positivo y las hace ver la etapa de la menopausia de otra manera. Pero las mujeres iraníes de clase social baja no tienen la misma mirada tan positiva. Ellas pierden valor porque ya no pueden tener más hijos para sus hombres, y sienten que han perdido su atractivo y su efectividad. Estas mujeres sienten más dolores después de la menopausia.

Las mujeres de grupos socio-económicos bajos acostumbran a tener actitudes más negativas ante la menopausia, en comparación con las mujeres de estrato social más alto y con salarios altos. Estas últimas tienen la menopausia más o menos un año más tarde que las primeras, por tener acceso a una mejor alimentación. Las mujeres que piensan que son atractivas y se sienten a gusto consigo mismas, tienen menos síntomas menopáusicos que las mujeres con baja autoestima (Bloch, 2002). A las mujeres con sobrepeso en general les llega la menopausia más tarde que a las delgadas, porque el estrógeno es producido por la grasa (Edvall, 1993).

El Otro cuerpo

Hoy en día los médicos están siendo cada vez más precavidos a la hora de recetar hormonas a las mujeres en etapa de menopausia. Sin embargo, aún hay muchos que a veces las recetan incluso sin que la mujer haya sentido algún malestar. A las empresas de fármacos sólo les interesa tener ganancias, no mujeres sanas. Y aún se asocia a las mujeres exclusivamente con sus órganos reproductivos, se siguen viendo estos órganos como el punto central que genera esos estados de ánimo de apatía, “histeria”, mal genio, etc… No así el entorno social o la posición inferior de la mujer en la sociedad. Aún se cree o se insinúa, como hace dos siglos atrás, que el descontento de las mujeres se debe a sus órganos reproductores. El síndrome premenstrual (PMS) es otro ejemplo de lo mismo, otra forma de categorizar un ciclo normal del cuerpo femenino como un estado patológico que rige sobre la psíquis. El cuerpo femenino, el Otro cuerpo, el cuerpo históricamente analizado, interpretado y creado por mentes masculinas desde cuerpos masculinos, aún recién se viene conociendo.




Algunas referencias:

Rahimi & Sarwari. 2004. Klimakteriet. En litteraturstudie om upplevelser av klimakteriet hos kvinnor med olika kulturell bakgrund. Malmö Högskola, Hälsa och Samhälle

Nilsson & Persson. 2004. Klimakteriet- en händelse i livet. En litteraturstudie om kvinnors förväntningar av klimakteriet. Malmö Högskola, Hälsa och Samhälle

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