Cuando las mujeres hacen algo
Marcela Vera O.
Siendo nuestra Presidenta de la Republica parte de aquella población que resulta que tiene un sexo que difiere de la norma, el debate en torno a la política en nuestro país, a menudo adquiere un tono biologista. No es tan sólo que algunos rayados en las murallas hacen alusiones a la sexualidad y al sexo dede la Presidenta, tambien los papparazzis y los medios de comunicaciónes se centran en su cuerpo. Bueno, y para qué hablar del diminutivo de ”la Gordi”, que repiten gentes de todos los estratos sociales, de derecha a izquierda...Es que los hombres siempre son caras, mientras que las mujeres sólo son cuerpo.
De la misma manera, a menudo cuando las mujeres hacen algo se las juzga como el colectivo ”mujeres”, y no como individuos. Kerstin Nerbe, directora de orquesta simfónica, describe este fenómeno. Al comienzo de su carrera, cada vez que tenía que dirigir una orquesta sentía que estaba cargando sobre sus espaldas todo el peso, de todas las mujeres del mundo. Si fracasaba, todos dirían: ”viste, las mujeres no saben dirigir”.Que hoy en día tengamos presidentas en varios países del mundo (indiferentemente de nuestra opinión sobre la política de cada una de ellas), quiere decir que han llegado allí gracias al merecido reconocimiento de su esfuerzo y capacidades, no porque haya una especie de ”trend”, una moda o corriente femenina en el mundo, como se dice a veces en la prensa. Mucho menos aún, porque sean flacas y esbeltas...
Margot Wallström, vicepresidenta de la Comisión de la Unión Europea, dice que mientras la política esté dominada por los hombres, se necesitan redes para movilizar el apoyo a las mujeres políticas que abogan por soluciones políticas distintas. Algo que falta por estos lares, donde se culpa a la Presidenta hasta de los fenómenos de la naturaleza. Pero ahí está el problema, que en una sociedad como la nuestra las mujeres a menudo también se prestan para descalificar a otras mujeres según los prejuicios atribuidos a ellas por tener un sexo fuera de la norma. Falta “sisterhood”, falta suroridad. Es decir, falta autoestima.
Margot Wallström antes fue ministra de la cultura, ministra de asuntos sociales, ministra de asuntos civiles, y encargada de la comisión de la Unión Europea para el medio ambiente. Participa en el Consejo de Mujeres Lideres del Mundo, donde también participa Michelle Bachelet y otras mandatarias y ex-mandatarias, como Angela Merkel, Tarja Halonen, Gro Harlem Brundtland, Corazon Aquino, etc. El Consejo ha existido durante 10 años y tiene como finalidad accionar frente a los temas referentes a la problemática de las mujeres y al desarrollo equitativo. Persigue apoyar el liderazgo femenino, y refortalecer la democracia global a través de aumentar la cantidad, la fuerza y la visibilidad de las mujeres que son líderes en la política.
Dentro del Consejo existe la Iniciativa Ministerial, que reúne a ministras y otras mujeres líderes de siete sectores, cada uno con su red: medio ambiente, economía, desarrollo, igualdad de género, salud, y cultura. Una función importante es la de ayudar a desarrollar las capacidades de las líderes jóvenes, en conjunto con las mejores universidades. Uno de los programas especiales está destinado a las mujeres de los países alrededor del Pacífico.
Para la campaña electoral del 1999 en Suecia, Margot Wallström y Göran Persson (quien fue primerministro), eran los dos representantes de la socialdemocracia que postulaban al poder. Las conferencias de prensa en la que aparecían los dos, hoy son puestas como ejemplo de las conocidas técnicas de dominación masculina: cuando Wallström hablaba, Persson miraba para otro lado, jugaba con el micrófono, se mostraba poco interesado y aburrido. Es la misma actitud con la que innumerables veces se ha encontrado Michelle Bachelet como ministra y presidenta, según sus propios relatos. Wallström dice que después de 30 años en la política ha aprendido a ignorar esos trucos de mal gusto que persiguen menospreciarla como política y como persona. Wallström señala que existe una cultura trabajólica que no beneficia a las mujeres. El cuerpo de la mujer y su capacidad reproductiva no encája en la norma.
La hostilidad hacia las mujeres en las esferas políticas se muestra en lo que no se hace: no se designan mujeres consejeras, ministras, directoras, o en otros puestos altos. Pero tambien se muestra en ignorar lo que las mujeres sí hacen. Por ejemplo, en los medios de comunicación chilenos rara vez se escribe todo lo que Bachelet hace de bien, sin embargo está muy presente lo que NO hace, o lo hace mal. Todo lo positivo que Bachelet hace, en la prensa brilla por su ausencia, pero lo demás se recalca y se repite. Por lo demás, como muchas cosas positivas que ha hecho Bachelet durante su gobierno favorecen a las mujeres, estas parecen no tomarse en cuenta, ya que “no son importantes”. Lo importante es el Transantiago. Tambien las herencias que nos dejó Pinochet.
Lo que más extraño me parece de esto, es que mucha gente de izquierda reproduce este discurso incompleto y monotemático de los medios. ¿Dónde quedó la mirada crítica de los medios de comuncicación? No lo sé. Todavía se reconoce que los medios de comunicación están en manos de la derecha, sin embargo, ya no se les reclama la falta de objetividad. A mí, hay noticias e imágenes que se me han ido quedando en la memoria, como cuando el Presidente de Uruguay visitó nuestro país hace menos de un par de años atrás. La foto en toda la página de un diario era esta: Él, tremendo de alto, y a un lado, esa persona bajita, que es nuestra presidenta.
No es tan sólo que en general no se reconoce que la gran parte del poder lo tiene el parlamento, y no la presidenta, que otro tipo de poder también lo tiene la prensa, y que cada una/o de nosotras también tiene la posibilidad de producir cambios en nuestro entorno social. En estos días pareciera ser mucho más importante la mujer Bachelet en traje de baño, que la política de la Presidenta. Porque tampoco puede ser que se piense que porque antes de irse a trabajar se da un chapuzón en el agua, significa que no trabaja... O sea,... hasta donde tiene que llegar la superwoman. Por suerte no la han agobiado más con la preguntita del marido o el pinche, como durante su campaña electoral. Pero ahora se trata de que, bueno ya. No tiene un hombre. Pero entonces que gobierne como un hombre. Porque a eso estamos acostumbrados, a que nos manden. Que gobierne como la Thatcher, para después poder decir: “viste, son todas iguales”…
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Etiquetas: cuerpo, género, Michelle Bachelet, mujeres, presidenta de Chile